Frente a las murallas de Saint-Malo, Castelbrac domina el mar. Sobre el acantilado, en perfecta armonía con el paisaje, el elegante establecimiento de hoy esconde un espíritu barroco y varias metamorfosis. Nacido en un principio de la Belle Epoque y de su manía balnearia "tan británica", ahora le invita a recargar las pilas fuera del tiempo, en un magnífico lugar catalogado.
Castelbrac es una historia única. Comenzó con dos familias británicas. La primera fue la de los Faber, que desempeñó un papel destacado en la fundación de la estación balnearia en la que se convirtió Dinard durante la Belle Epoque. Ellos hicieron construir la villa. Luego llegó el coronel Lord Hamilton, héroe de la guerra de Crimea. Habría gritado cuando vio el edificio por primera vez: "¡Oh, Dios mío! ¡Qué bricolaje!
Encantado sin embargo, el militar lo compró y rebautizó el castillo según su primera impresión: "Villa Bric-à-Brac". Al emprender las obras, ordenando la adición de almenas, dio al lugar un estilo neomedieval, inspirado en ciertos castillos británicos.
En 1934 se abrió un nuevo capítulo cuando el Museo Nacional de Historia Natural adquirió el edificio. Los científicos naturales se instalaron en él y a partir de entonces llevaron a cabo importantes investigaciones. Entre ellos se encontraba el famoso comandante Charcot.
En 1935, la Villa Bric-à-Brac se transformó en un acuario. Durante décadas, grandes y pequeños se maravillaron con el espectáculo de los especímenes marinos que allí se albergaban, hasta que el establecimiento fue finalmente cerrado en 1992.
Oriundo de la zona y amante de Dinard, Yann Bucaille, por su parte, perpetuará la historia comprando, con su esposa Lydwine, la Villa Bric-à-Brac y el Acuario, en 2010. Restauraron el complejo respetando estrictamente su historia y lo devolvieron a la vida abriendo un prestigioso hotel en 2015*****.
Castelbrac ofrece ahora a sus huéspedes un patrimonio y un lugar excepcionales.
